domingo, 31 de julio de 2016

RYGUAZU KOKORE




RYGUASU KOKORE (El cacareo de una gallina) 
UNA GALLINA INSPIRADORA - Composición de EFREN ECHEVERRÍA

Ya el sol estaba alto cuando Efrén Echeverría, con sus 13 años y su guitarra a cuestas, retornaba a su casa de Lima, comunidad del departamento de San Pedro. Kamba'i, como se lo conoce popularmente a Efrén, volvía de un cumpleaños. Él quiso seguir la recomendación de su madre, doña SEVERIANA SOSA. El dueño de casa, que le había contratado para un cumpleaños, sin embargo, le fue sobornando con caramelos y propinas. Cuando el adolescente tomó conciencia de lo avanzado de la madrugada, un rayo de luz le golpeó los ojos. Era la primera vez que ocurría esto. 
La severidad de su mamá lo mantuvo sin respiración casi. Unos largos minutos después de escuchar el sermón dominical de su madre, reaccionó. Vació frente a su madre la caja de la guitarra, que estaba llena de dinero. Y le puso en sus manos. Fue entonces cuando la señora cambió de actitud. Y le dijo que se fuera a dormir a su cama porque las otras -los catres con trama de cuero-, ya habían sido levantadas porque ya no era hora de dormir.
"Aha añeno ha ndaikatúi ake. Ndahi’oravéima voíngo añete. Ajere jerérõ guarã katu oúma peteĩ ryguasu ombo'aséva, oguerekóva che sy kotýpe hupa. Ha como che juhu upépe oñepyrũ okokore (Fui a acostarme, pero no pude conciliar el sueño. Al fin y al cabo, ya no era hora de dormir. Mientras daba vueltas, apareció una gallina que tenía su nido en la pieza de mamá. Y, como me encontró a mí, empezó a cacarear)", recuerda Efrén. Se desarrolló otra fiesta allí, en el corazón de la mañana. Efrén espantó la inoportuna gallina. Ella, sin embargo, persistió en su afán de contribuir para el sustento de la casa. Como no había manera de ahuyentarla, Kamba'i tomó su guitarra y, con sus cuerdas, imitó el cacareo. "Okokorepávo, che ha'eichaite avei ajapo (Al terminar su cacareo, yo hacía lo mismo que ella)", acota Efrén. 
Alarmada por lo que estaba ocurriendo, una de las hermanas de Efrén, corriendo, fue a dar "parte" a su madre. "Oime nememby itarova hi’ãche (Al parecer tu hijo enloqueció)", le dijo.
"Después me fui y le conté a un músico -siguió relatando Echeverría en su guarani que parece recién salido del monte-, lo que ocurrió. Le hice escuchar a Eugenio Cantero lo que me había salido por casualidad, sin proponerme. Y me aconsejó que no la perdiera por nada del mundo y le pusiera una segunda parte, ipukumie haguã. Efrén creció en su arte y físicamente. 
El uso del hacha en los obrajes lo convirtió pronto en hombre. "Vivía en un camión tujakue (camión viejo abandonado), en Villa Morra, en el patio de un amigo. Y un día ese amigo -DOROTEO PÉREZ QUINTANA-, me contó que me habían inscripto en un concurso de Autores Paraguayos Asociados, APA, como solista de guitarra. Concursé con RYGUASU KOKORE y gané el primer premio en 1968", concluye Efrén.

Fuente: Tomado de Portal Guarani

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